El 94% de los jóvenes de Dinamarca están enganchados al móvil. El Gobierno va a cortarlo de raíz para sentar un precedente en la Unión Europea

Si hacemos un poco de juicio de valor, creo que la mayoría de adultos podemos estar de acuerdo en que el tema de los menores y el acceso a las redes sociales se nos ha ido un poco de las manos. Cada vez son más los críos con cuentas en TikTok o plataformas similares, y cada vez son más pequeños, para que como mínimo nos despierte cierta incomodidad. Otros, como el Gobierno de Dinamarca, ya han superado esa fase y han saltado directamente a la acción. 

Hace unos días su panorama político llegaba a un acuerdo para prohibir ciertas redes sociales a los menores de 15 años. Frente a una población juvenil en la que el 94% de los menores de 13 ya tiene perfil en alguna plataforma, el 50% en el caso de los menores de 10, el Ministerio de Digitalización danés cree que ha llegado el momento de cortar de raíz el problema. 

El objetivo es subir la edad de entrada a las redes sociales en el país y perseguir a aquellas plataformas que demuestren explotar un diseño adictivo, dejen vía libre a contenidos nocivos, y estén sujetas a presiones comerciales que pongan en entredicho sus reglas con el beneficio económico en mente. No es una empresa fácil, así que ahora toca ponerse a trabajar. 

Con una media de 2 horas y 40 minutos diarios en plataformas como TikTok, YouTube, Instagram o Snapchat, parece evidente que la medida no va a caer bien entre los jóvenes daneses. Queda por ver si hay colaboración entre los padres y se les puede confiar esa labor o si, después de todo, también son parte del problema. 

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Lo único que tienen claro es que el listón estará en 15, y que sólo en el caso de que los padres lo autoricen, la cifra de edad podrá verse reducida a los 13. Apoyados en la Ley de Servicios Digitales de la Comisión Europea, que establece multas de hasta el 6% de todos los ingresos globales de las plataformas, su intención es que frente a cualquier brecha la multa no recaiga sobre las familias, sino sobre las empresas que están detrás. 

El cómo y el cuándo es, más allá de la claridad de sus ideas, el principal problema. Aprobar el proyecto supone que empiecen ahora a trabajar en qué medidas utilizarán para llevar a buen puerto la idea. Su identificador digital nacional y una app de verificación de edad pueden ser los caminos más lógicos, una vía que ya ha probado Australia entre los menores de 16 años, pero está por ver no sólo cuándo echa a rodar, sino también cuándo arroja las primeras evaluaciones.

Imagen | Riaz en Midjourney

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