Raquel Cervantes
Editora - StreamersPuede que Crepúsculo no sea del gusto de todos nuestros lectores, pero medio mundo cayó a los pies de la historia de amor entre un vampiro y una humana. La relación entre Bella Swan y Edward Cullen hizo que Stephenie Meyer, quien tuvo la idea a partir de un sueño, se lanzara a lo más alto de las listas de autores exitosos, pusiera de moda una tendencia de fantasía oscura y se convirtiera en multimillonaria. Menos suerte tuvo con la ciencia ficción. Queriendo consolidarse como una escritora versátil, probó suerte con los alienígenas, pero le salió mal. The Host tenía buenas ideas, pero era un tostón. Así demostró que la ciencia ficción, al estilo Asimov o Frank Herbet, no está al alcance de todos.
El problema de The Host
Lo de las relaciones imposibles está bien hasta cierto punto. Hay cierto interés en ver triunfar parejas que están destinadas a estar separados por circunstancias tormentosas, pero lo de mezclar alienígenas con humanos, al estilo Mass Effect, no siempre funciona; más aún cuando un ciempiés parásito se enamora.
La premisa no estaba mal. The Host proponía una invasión alienígena en la que los extraterrestres eran "pacíficos" y parasitaban a los humanos para presentar una sociedad idílica y pacifista. Vamos, que daban ganas de vivir en ella. Los pocos que se habían librado de ser ocupados formaban parte de una resistencia agresiva que trataba de recuperar el planeta. Melanie Stryder era uno de estos disidentes, pero se ve acorralada y decide quitarse la vida antes que ser parasitada. Sin embargo, acaba siéndolo, conviviendo en su mente con un ente llamado Wanderer que controla su cuerpo. La narración se centra en la relación entre ambas entidades, llegando incluso a comprenderse.
El problema viene cuando Meyer trata de profundizar en las relaciones amorosas. Melanie tiene un interés amoroso, pero Wanderer tiene otro, por lo que el cuerpo de ambas parece estar a disposición de ambas tramas. No sé si es problema mío, pero me cuesta empatizar con un humano que se enamora de un ciempiés parásito que está dentro del cuerpo de su amiga. Es hasta incómodo de leer.
Ese no es el único problema de la novela. La autora se aseguró que fuera un best seller gracias a la legión de lectores de Crepúsculo que buscaban encontrar algo similar, pero la crítica no acompañó al éxito. The Host es una novela demasiado extensa en la que sobran la mitad de las páginas. No es una narración pesada con un estilo único a lo Tolkien, es más bien un intento fallido de construir un mundo que se pierde en eternas descripciones y un ritmo lento. No hay nada fuera de lo común, ya que los aliens adoptan la sociedad humana, no hay relaciones complejas a nivel psicológico, tan solo una rivalidad casi infantil entre las dos protagonistas. Los momentos de interés se pierden entre páginas redundantes y tramas poco relevantes. Nunca me costó terminar tanto un libro.
Fuente: Biblio.es
Una película en el olvido
Se estima que The Host vendió un millón de copias; una cifra suficiente para que, en el año 2013, Nick Wechsler Productions, Chockstone Pictures y Fickle Fish Films se lanzaran a producir una adaptación en la gran pantalla. Dirigida por Andrew Niccolm, director de Gattaca o In Time, contaba con un elenco de la talla de Saoirse Ronan, Diane Kruger, Emily Browning o Max Irons.
Lo cierto es que la cinta prescindía de un buen número de esas páginas sobrantes, por lo que, en mi opinión, mejora la narración. Sin embargo, esta obtuvo una crítica mayormente negativa. La única que se salvó de la purga fue Saoirse Ronan por su amplio camino en la actuación y por el reto de hacer de dos personajes en un solo cuerpo. Con 40 millones de presupuesto, obtuvo unos 60, por lo que se consideró un fracaso.
Tampoco había espacio para más. Stephenie Meyer tomó la decisión de hacer una sola novela y no una trilogía. En 2016, dejó de lado la ciencia ficción por el espionaje con La Química, encontrando un resultado similar. Después de eso, permanece inactiva en lo de publicar cosas nuevas. Su último trabajo fue Sol de Medianoche en 2020, libro que narraba Crepúsculo desde el punto de vista de Edward, pero que siendo honestos, tenía escrito desde el comienzo y no publicó antes, porque se filtró y se enfadó.
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