Chema Mansilla
Editor - Cine y TVHay cómics que logran transportarte a otro tiempo, no solo por su ambientación, sino por la manera en que reviven los temores y creencias de toda una época. Le Marquis d'Anaon, publicado por Dargaud entre 2002 y 2008 y editado en España por Norma Editorial como El Marqués de Anaon, es una de esas joyas poco conocidas del mundo de la viñeta. La serie, escrita por Fabien Vehlmann e ilustrada por Matthieu Bonhomme, combina la elegancia del relato de aventuras con el magnetismo oscuro de las viejas leyendas populares.
El Marqués de Anaon: cuando la razón tropieza con la superstición
Ambientada en el primer tercio del siglo XVIII, esta obra rescata el espíritu de las crónicas de misterio y superstición rural tan propias de la Europa ilustrada. En sus páginas se respira el mismo aire que en El pacto de los lobos: un equilibrio entre razón y mito, ciencia y fe, progreso y miedo ancestral. Cada álbum propone una investigación diferente, protagonizada por Jean-Baptiste Poulain, un joven maestro que terminará siendo conocido como "el señor de las almas en pena", el Marqués de Anaon.
El proyecto lleva la firma de dos autores esenciales del cómic contemporáneo. Fabien Vehlmann, guionista de Spirou y Green Manor, aporta un texto lleno de dilemas morales y precisión histórica. Matthieu Bonhomme, uno de mis dibujantes preferidos, quien más tarde destacaría con El Hombre que Mató a Lucky Luke, complementa la narrativa con un dibujo expresivo y elegante, capaz de alternar lo cotidiano con lo siniestro. Las atmósferas que construye, llenas de bruma y penumbra, son tan evocadoras que uno casi puede oír el crujido de la madera o el viento sobre los acantilados.
La serie se compone de cinco álbumes: La isla de Brac (2002), La Virgen Negra (2003), Providencia (2004), La Bestia (2006) y La Cámara de Keops (2008). Cada tomo funciona de manera independiente, pero juntos trazan el arco de un personaje que pasa de observador racional a hombre marcado por lo inexplicable. Editados en formato europeo, con cubiertas duras y color cuidado, recibieron excelentes críticas y fueron seleccionados en festivales como Angoulême. Si no eres muy dado a leer cómics europeos, esta es una estupenda propuesta para adentrarte a este tipo de cómics.
Entre la ciencia y el mito: el espíritu del siglo XVIII
El motor de El Marqués de Anaon es el choque entre el pensamiento racional, encarnado por Poulain, y las supersticiones que dominan las aldeas y los señoríos de la Francia rural. Ambientadas en los años 1720, las historias lo enfrentan a muertes que parecen obra del diablo, apariciones y ritos paganos. Lo brillante del guion de Vehlmann es que nunca revela del todo si lo que ocurre es fruto del misterio o de la razón.
Cómo veis, tradición, cultura popular, mito, leyenda y la Ilustración promovida por la Revolución Francesa chocan y se entremezclan en estas aventuras
En La isla de Brac, el joven Jean-Baptiste Poulain llega a una isla frente a Bretaña para instruir al hijo de un barón temido por los aldeanos. La desaparición del muchacho desata una espiral de sospechas y violencia. En La Virgen Negra, el horror vuelve a escena con los asesinatos rituales de mujeres en un pueblo nevado. Providencia se adentra en el terror en alta mar, con un barco fantasma y la amenaza de una peste, mientras La Bestia reinterpreta el mito de la criatura que asola las aldeas alpinas, evocando la leyenda de la Bestia de Gévaudan. Por último, La Cámara de Keops lleva a Poulain a Egipto, donde la obsesión por el conocimiento se transforma en locura. Cómo veis, tradición, cultura popular, mito, leyenda y la Ilustración promovida por la Revolución Francesa chocan y se entremezclan en estas aventuras que se desarrollan en el marco de uno de los periodos más importantes de la historia europea.
Leyendas, supersticiones y el eco del folk horror
Una de las mayores virtudes de la serie es su capacidad para integrar motivos del folclore europeo (vírgenes negras, bestias nocturnas, maldiciones y supersticiones rurales) dentro de un contexto histórico coherente. Estos elementos no son simple decorado: son el reflejo de los miedos sociales de una época en la que la ciencia comenzaba a desafiar las creencias religiosas y las jerarquías tradicionales.
En este sentido, El Marqués de Anaon comparte ADN con el folk horror, ese subgénero que explora el terror nacido de las costumbres ancestrales y los ritos olvidados. El folk horror ha vuelto a ponerse de moda porque conecta miedos contemporáneos con mitos ancestrales: películas recientes y el interés por relatos rurales han revitalizado la mirada sobre brujas, sacrificios y tradiciones locales, dejando atrás el terror urbano clásico; además obras contemporáneas como Midsommar o Weapons llevaron el subgénero al gran público, mostrando cómo los terrores comunitarios y rituales resuenan hoy en debates sobre identidad y pertenencia cultural; por último, el contexto sociopolítico, la búsqueda de raíces culturales y la facilidad de distribución (festivales, plataformas) han favorecido que cineastas exploren mitologías nacionales y que el público redescubra esa atmósfera de amenaza íntima y ancestral.
Un héroe imperfecto en un mundo incierto
Jean-Baptiste Poulain no es un héroe convencional. Es un hombre de ciencia en un mundo que aún teme a los fantasmas. Su apodo, "Marqués de las Almas en Pena", no es un título de nobleza, sino una marca de su destino: allá donde va, lo persigue la desgracia. Con cada historia, el personaje gana en profundidad. Su búsqueda de la verdad lo enfrenta tanto a fuerzas exteriores como a sus propios demonios. El arte de Bonhomme acompaña esa transformación. Su trazo evoluciona del clasicismo limpio de los primeros álbumes a un estilo más expresivo y sombrío en los últimos, apoyado en el magnífico color de Delf. Juntos construyen una atmósfera que oscila entre lo histórico y lo onírico, siempre con una sensación de amenaza latente.
Si te gustan las historias de aventuras con trasfondo histórico, el misterio detectivesco y la inquietud del folk horror, esta serie es una lectura imprescindible. Vehlmann y Bonhomme han creado un universo donde el terror se insinúa más que se muestra, y donde la verdad rara vez libera a quienes la buscan. El Marqués de Anaon es, en el fondo, una reflexión sobre la frontera entre la razón y el mito. Una lectura perfecta para quienes disfrutan del misterio envuelto en belleza, con el sabor clásico de las leyendas que siguen resonando siglos después. En tiempos en que los cómics históricos tienden a simplificar la complejidad del pasado, esta serie recuerda que el verdadero horror puede surgir de lo que creíamos comprender.
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