El otro día descubrí un manga muy interesante: se llama Kraken Mare y os lo recomendé, porque era de lo mejorcito que había visto últimamente en ciencia ficción. Ese encuentro fortuito con la obra me recordó uno de los exponentes más icónicos del género en el cómic japonés, que no es otro que Metropolis. Osamu Tezuka está considerado como uno de los padres del manga moderno, gracias también a obras como Astro Boy. Su obra es tan única que, aunque hayan pasado las décadas (es de 1949), es obligatorio echarle un vistazo. No en vano, Metropolis bebe del cine clásico, pero también de esta se inspiran otras grandes obras como Terminator o Blade Runner.
El alma del robot
En la década de los años 20, en pleno auge del cine expresionista, Fritz Lang lanzó Metropolis (1927), una cinta que trataba las desavenencias de un robot que se hacía pasar por humano en una ciudad futurista. Su potente imagen visual fue la que inspiró al autor japonés para crear un cómic homónimo, pero que nada tenía que ver con la película a nivel argumental. Osamu Tezuka sitúa la mirada en Tima, un robot con apariencia de niña que se desarrolla en una caótica ciudad mientras se pregunta sobre su propia esencia y sobre su desarrollo emocional.
Este clásico es de 1949 y, aunque dio el pistoletazo de salida para que la industria del cómic japonés (manga) se consolidara, la influencia de la animación de la época es más que evidente. Por aquel entonces, Walt Disney ya había deslumbrado al público con la primera película animada, Blancanieves y los siete enanitos, pero todavía los cortos de animación eran uno de los recursos preferidos dentro de ella.
Walt Disney, Warner o Max Fleischer ya habían creado toda una iconología alrededor y, por aquel entonces, Mickey Mouse también había hecho ya su primera aparición en Steamboat Willie (1928). Esta particular forma de dibujar, casi carituresca, también está presente en Metropolis, aunque sea manga. Eso lo convierte en una obra completa y profunda, pero con un estilo artístico que parece salido de Cuphead (por citar una referencia actual).
La influencia de Metropolis
Las profundas reflexiones que plantea esta obra, así cómo la representación de la sociedad de la sociedad, fueron determinantes para otras obras de ciencia ficción posteriores. Es conocido que Ridley Scott se inspiró en la película de 1927 para dar vida a Blade Runner, pero también el cómic de Osamu ya llevaba unas cuantas décadas dando vueltas. Alguna de sus imágenes recuerdan a películas como Terminator, donde la temática sobre los sentimientos y el alma dentro de un robot se plantean.
Más adelante, llegaría Ghost in the Shell (1995), que recoge la misma premisa en un universo único, de la que, a su vez, se inspiraría Matrix. Y esto, es idea mía, pero juraría que Robotnik de Sonic también está muy influenciado por la figura del científico que se muestra en el cómic y hasta Heidi (1974) parece sacar sus facciones de la Tima original.
Por suerte para todos, este clásico tampoco cayó en el olvido como tal y, en el año 2001, se llevó a cabo su propia versión anime en formato película. Rintaro, el director de la misma, había trabajado en Mushi Production, la productora de Osamu Tezuka, en obras como la adaptación de Astro Boy. Esta cinta, aunque se tomaba algunas reinterpretaciones actuales y propias, se considera el puente entre la obra del mangaka y el anime/manga actual.
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