Tal vez no sea el estreno más esperado de la temporada para los fans del manga-anime, pero si tienes el corazón lleno de justicia y artrosis incipiente en la rodilla izquierda, quizá también encuentres en Tojima Tanzaburo Wants to Be a Masked Rider un refugio a los estragos de la edad. Solo he podido ver el primer episodio, y la verdad es que, sin ser nada del otro jueves a nivel de animación (aunque las escenas de acción están bastante bien), la premisa me resultaba tan atractiva que no he podido resistirme a darle una probada.
Presentando a Tojima y su mundo
Tojima Tanzaburo Wants to Be a Masked Rider es un anime basado en el manga de Yokusaru Shibata, publicado originalmente en la revista Monthly Hero's en mayo de 2018, y trasladado en 2020 al sitio web Comiplex tras el cierre de la revista. Con 16 volúmenes recopilatorios hasta la fecha, la obra se dirige a un público seinen y combina humor, acción y esa melancolía que solo puede transmitir un adulto con sueños de infancia todavía intactos. La historia sigue a Tanzaburō Tojima, un hombre de 40 años que persiste en su sueño de convertirse en un superhéroe enmascarado. Su vida da un giro cuando se enfrenta, con máscara casera incluida, a un grupo de delincuentes bajo la insignia de un "falso Shocker". Su valentía accidental lo convierte en un fenómeno viral, y a partir de ahí decide patrullar las calles como un héroe, enfrentando tanto a criminales como al ridículo público.
Junto a él encontramos personajes como Yuriko Okada, experta en artes marciales; Ichiyo y Mitsuha Shimamura, rivales amistosas y soporte táctico; y Yukarisu, un informante misterioso que aporta pistas clave sobre los ataques de Shocker. Todos ellos enriquecen la narrativa y refuerzan la sensación de comunidad que rodea a un héroe que, por mucho que lo intente, sigue siendo extraordinariamente humano.
Kamen Rider: la base de un fenómeno cultural
El anime no existiría sin el fenómeno Kamen Rider, creado por Shotaro Ishinomori en 1971. Desde entonces, la franquicia ha definido el concepto de superhéroe sobre motocicleta en Japón, mezclando acción, drama y tecnología con un marcado sentido de justicia. Los Riders originales, con sus "Drivers" de transformación y el icónico "Henshin!", establecieron un canon de héroes moralmente grises, enfrentándose a organizaciones malignas y monstruos de semana en semana.
Tojima Tanzaburo Wants to Be a Masked Rider viene a ser una abrazo amistoso y un recuerdo de que no estás solo
La serie, al más puro estilo Power Ranger, es un fenómeno con 50 años de vida dentro de la cultura pop nipona, que ha sufrido diferente versiones y metamorfosis, pero que sigue vigente en el corazón de muchos fans que, como el protagonista de este anime, crecieron con estos personajes. Tojima Tanzaburo Wants to Be a Masked Rider bebe de esa iconografía, homenajeando tanto la estética como el espíritu de los Riders clásicos. Es un recordatorio de cómo la cultura pop japonesa logra combinar nostalgia y relevancia contemporánea, y de cómo un hombre de 40 años puede aspirar a ser un héroe.
La adultez, el ridículo y los sueños de héroe
En el mundo real nadie se las da de Batman, ¿verdad? Esa sensación de creerse especial y saltar a las calle a impartir justicia (o venganza) a base de puñetazos, mientras los demás solo ven un friki… Es algo que Tojima captura con precisión dolorosamente divertida. El primer episodio explora esa mezcla de ilusión adolescente y vergüenza ajena: el protagonista cree estar haciendo algo espectacular, pero desde fuera, su entusiasmo desmedido provocan sonrisas y miradas de incredulidad. Esta es la misma psicosis heroica que encontramos en Kick-Ass, donde la línea entre valentía y necesidad de atención se difumina.
A pesar de ello, ese niño convertido en adolescente, ridiculizado por la sociedad, crece hasta convertirse en adulto. Estoy seguro que es una historia compartida por muchos aficionados a los videojuegos, los cómics y el anime, y tiene su reflejo en esta serie. Tojima Tanzaburo Wants to Be a Masked Rider viene a ser una abrazo amistoso y un recuerdo de que no estás solo. Al mismo tiempo, el anime nos enfrenta a la realidad de nuestras aficiones: cómics, figuritas de Warhammer, Gundam… ¿Qué será de tu colección cuando mueras? Tojima lo hace evidente sin ser moralista: la inevitabilidad de perder o descartar nuestras aficiones no tiene por qué ser trágica, sino un recordatorio de que todo lo que amamos forma parte de nuestra identidad, incluso si otros lo consideran ridículo.
¿Dónde estás hoy?
Este anime, tal vez sin pretenderlo, también me ha llevado a reflexionar una vez más sobre la infantilización de la sociedad y la reconciliación con nuestros gustos pasados. Es un cambio evidente: está claro es que tu padre con 10 años no coleccionaba funkos Hoy, mantener ciertas aficiones ya no es tabú; aferrarse a ellas significa conservar un pedazo de tal vez sea la etapa más feliz de nuestra vida y de quienes la compartieron con nosotros. Tojima nos muestra que seguir siendo fan, coleccionista o soñador no es un acto de inmadurez, sino un ejercicio de autenticidad y de celebración de nuestra propia historia.
Tojima Tanzaburo Wants to Be a Masked Rider te deja con una pregunta inevitable: ¿estás hoy donde pensabas que ibas a estar cuando tenías 10 años? Si quieres explorar esa respuesta con humor, acción y un toque de nostalgia, el anime te espera en Crunchyroll. Por cierto, los créditos finales son tremendos.
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