Desde que Disney comenzara su actividad a comienzos de siglo XX, siempre ha respetado la máxima de crear contenido familiar. Si bien conceptos como la muerte o la maldad han sido explorados (y no siempre ha creado contenido infantil) hay un tema que es tabú dentro de la compañía: el suicidio. Rara vez se ha representado y las veces que ha aparecido ha sido disfrazado como un accidente. Sin embargo, sí que hubo una vez en la que la empresa del ratón se atrevió a ello y fue en "La Mansión Encantada" de Disneyland. Esta popular atracción se ha convertido en una de las paradas más llamativas del parque, dando lugar incluso a un par de películas de Hollywood, pero detrás del entretenimiento, se encuentra un historia muy particular y llena de curiosidades.
El nacimiento de La Mansión Encantada
Cuando Walt Disney se encontraba planificando Disneyland en la década de los cincuenta, tuvo la idea de crear una mansión encantada. En 1952, había explorado la temática en el corto de animación "Truco o trato" y buscaba crear una atracción que combinara terror y humor para así atraer tanto a un público infantil como adulto. Dejó en las manos de Imagineers la concepción de la misma con una única regla: la fachada debía representar una casa sureña en perfecto estado. "Nosotros nos encargamos del exterior, y los fantasmas se encargarán del interior", les diría a sus empleados.
La creación de la atracción fue larga y llena de contratiempos. Tanto es así que ni Walt Disney la llegó a ver acabada, ya que se lanzó en 1969 y él falleció en 1966. Dos de sus principales encargados, Claude Coats y Marc Davis, tenían conceptos distintos sobre lo que la casa debía ser. Mientras uno apostaba por el terror, el otro se inclinaba demasiado por el humor. El resultado fue una mezcla de ambos conceptos.
De la visión de Coats perduró algo: parte de la narrativa tenebrosa se impregnó en una de las salas del recorrido. Se trata de la Stretching Room, zona que sirve de introducción para los visitantes. En esta, un hombre, ahora fantasma, narra su historia e insinúa que se suicidó, ya que la casa no tenía ni puertas ni ventanas. Se le conoce como "Hatchet Man" (El hombre del hacha o el hombre ahorcado), tal y como se le puede ver en la siguiente zona de la atracción. En una sala contigua, aparece con una soga alrededor del cuello y un hacha.
Como comentábamos anteriormente, el suicidio es un tema ampliamente esquivado por Disney. Lo más parecido que hemos visto en una de sus películas es el fallecimiento de Clayton en Tarzán. Este hecho ha provocado un profundo debate sobre la atracción. Algunos miembro de Imagineering han barajado la posibilidad de remodelar la escena o eliminarla con el objetivo de atraer a toda clase de público, aunque se trata de una de las atracciones más populares.
Pero lo cierto es que, pese al desconocimiento del personaje por parte del público general, se trata de uno de los más icónicos del parque y de la historia de la compañía. No pudo ser obviado de las dos representaciones cinematográficas que tuvo la atracción y, por ello, aparece como fantasma tanto en la cinta de 2003 como en la de 2023. Al aparecer con un hacha, la interpretación que ha circulado durante décadas es que se trataba de un asesino (se contempló que de su mujer) que finalmente había decidido acabar con su vida.
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