Si hay algo que podemos agradecerle a la Generación Z es haberle dado una vuelta al discurso del body positive para conseguir que criticar el peso ajeno se convierta en un tabú. La obsesión por las tallas pequeñas, que durante los 2000 se convirtió en un grave problema de salud en todo el mundo por el empuje de los Millenials, ha desaparecido casi por completo de nuestro día a día. Lamentablemente, los jóvenes Gen Z han cubierto ese hueco con otro nuevo.
Obsesionados por la gerontofobia, el miedo a envejecer, la Generación Z ha impulsado una obsesión por el cuidado de la piel que, aupado aún más por los filtros de las redes sociales, ha derivado en lo que los expertos han dado a conocer como cosmitorexia. A diferencia de los trastornos de conducta alimentaria del pasado, el cambio les ha llevado a comprar y consumir productos cosméticos de forma compulsiva.
La gerentofobia de la Generación Z
No ayuda que los algoritmos de redes sociales hayan visto en las rutinas de bellezas con decenas de botecitos de colores cargados de cremas y sérums un auténtico filón. Tampoco que, bajo ese mismo discurso, la industria cosmética esté impulsando el término prejuvenation para vender la idea de que tenemos que cuidar arrugas e imperfecciones desde mucho antes que aparezcan.
En el peor de los casos, el fenómeno ha derivado en lo que se conoce como Sephora Kids, una legión de jóvenes y preadolescentes que consumen cosmética antiedad de una forma a todas luces insana. Estudios como el de Yale Medicine advertían que el uso de ciertos ingredientes como el retinol o la vitamina C en pieles en desarrollo, lejos de evitar que luzcan envejecidas el día de mañana, lo que están provocando es acelerar ese proceso.
En concreto, hablan de productos de renovación celular que, si bien pueden ayudar en adultos a que la piel se vea menos envejecida, a su edad y en esas altas concentraciones pueden provocar quemaduras, dermatitis y eczemas crónicos por la facilidad con la que sus pieles más finas absorben el producto.
Que el 79% de los jóvenes entre 7 y 17 años se hayan acercado a este tipo de productos tras verlos de manos del influencer de turno, no hace sino evidenciar que convertir la pureza de la piel en un estatus social está a kilómetros de ser una conducta sana a esas edades. Más aún cuando las impurezas, arrugas y vello van a seguir ahí sin tener nada que ver con la sensación de estar ante una piel enferma o sucia.
Imagen | Signatur en Midjourney
En 3DJuegos | El 27% de la Generación Z se ha sumado al throning y reconoce haberse sentido utilizado por esta tendencia
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