¿Os imagináis que Expedition 33 o Kingdom Come 2 no estuvieran nominados a juego del año en los Game Awards? Pues algo así es lo que ha pasado con una de las categorías de la próxima gala organizada por Geoff Keighley. En el evento en el que se anunciaban todos los nominados de esta edición, muchos se llevaron una sorpresa desagradable al descubrir cuando llegó el turno de los esports. El problema es que en la categoría "atleta del año" no hay ningún jugador de la considerada mejor plantilla de la historia de League of Legends, que ha ganado los últimos tres mundiales de forma consecutiva incluído el que finalizó hace apenas una semana. En "mejor organización", tampoco estaba el club al que representan.
Un premio con el que los Game Awards siempre la lían
Entender la ausencia de Faker, Keria u otros jugadores de T1 en las nominaciones se hace complicado. Incluso si los Worlds 2025 han terminado demasiado tarde como para tenerlos en cuenta en esta edición de los premios, también son los campeones del año pasado. Además, resultaría un tanto absurdo no tener en cuenta el evento más importante de uno de los dos títulos de esports más seguidos a nivel mundial para dar un premio relacionado con las competiciones. Sería como otorgar el Balón de Oro dos semanas después de la Champions League pero sin tener en cuenta los resultados del torneo: un sinsentido.
La racha de triunfos de T1 es la más larga de la historia de League of Legends.
La cuestión es que esta no es la primera vez que los Game Awards meten la pata hasta el fondo con los esports. En la edición de 2023 se nominó a la categoría "entrenador del año" a Rémy Quoniam, considerado uno de los mejores 'coachs' de la historia de Counter-Strike. El problema es que, en el periodo que se consideraba para el premio, pasó ocho meses en paro y vivió su peor etapa profesional. Él mismo solicitó que se le eliminase de la lista de nominados. "Seamos serios durante dos minutos: ni siquiera he sido entrenador este año", explicaba. Otra ausencia que se puede considerar un error fue no nominar a ningún jugador de DRX, el considerado campeón del mundo más sorprendente de la historia de League of Legends, a ningún premio en 2022.
Algo de lo que estoy seguro es de que esta categoría no convence a nadie. Los entusiastas de los esports ya tenemos nuestros propios premios mucho más especializados en los que satisfacer la curiosidad sobre quiénes son los jugadores profesionales y organizaciones mejor valorados, lo que resta mucho valor a los Game Awards en este sentido. Pro su parte, a quienes no le gusten las competiciones tampoco le prestarán mucha atención a estas categorías. Además, creo que hay un fallo de concepto. Es como si en vez de elegir el mejor futbolista, baloncestista o corredor de fondo hiciéramos un premio único al mejor deportista. Se comparan cosas incomparables.
A lo largo de los últimos años ya ha habido categorías que han ido desapareciendo, y creo que es bueno. Los Game Awards deben centrarse en ser una fiesta de los videojuegos tanto en lo referido a los anuncios como a los premios. Intentar cubrirlo todo y luego repartir galardones en menos de diez segundos no es precisamente lo que más eleva el caché de una ceremonia a la que le vendría bien perder en extensión y ganar en intensidad.
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