El manga de Gantz me fascina. Tanto a nivel plástico como por lo siniestro de su trama y sus implicaciones, la obra de Hiroya Oku me parece un ejercicio extremo de narrativa adulta y violencia sin concesiones. Ahora que ando como loco con Dan Da Dan, no he podido evitar acordarme de aquel trabajo alocado de Oku, con su caza de criaturas y alienígenas estrafalarios, que se convirtió en un fenómeno imposible de ignorar dentro de la cultura popular japonesa de principios de los 2000. Desde su primera publicación, Gantz no solo desafió los límites del seinen, sino que también creó un universo narrativo propio donde la vida y la muerte se mezclan con la moralidad y el instinto de supervivencia de sus protagonistas en una curiosa crítica social.
La premisa es tan sencilla como aterradora: Kei Kurono y Masaru Kato, dos jóvenes fallecidos en circunstancias trágicas, despiertan en un mundo paralelo frente a una misteriosa esfera negra, Gantz, que los obliga a participar en misiones letales contra alienígenas. Cada misión acumula puntos y ofrece recompensas que van desde resucitar a un muerto hasta regresar a la vida con poderes extraordinarios. A partir de esta base, Oku construyó un relato que mezcla acción, terror, erotismo y una reflexión brutal sobre la existencia humana. Su universo ha inspirado un anime, varias películas de acción real y, más recientemente, la película CGI Gantz:O, cada una con sus aciertos y sus limitaciones.
El manga: crudeza, psicología y espectáculo
El manga de Gantz es, sin duda, la piedra angular del fenómeno. Los fans lo valoran por su originalidad, por cómo combina violencia explícita con erotismo y situaciones incómodas, pero también por la profundidad psicológica de sus personajes. Kei Kurono, por ejemplo, comienza siendo un antihéroe egoísta y superficial, pero a lo largo de la obra evoluciona hasta convertirse en un líder complejo y humano, capaz de sacrificios y decisiones difíciles que afectan a todo su equipo. Esta transformación es uno de los grandes atractivos del manga, que añade capas de complejidad a lo que podría haber sido una simple historia de acción.
El arte de Hiroya Oku también merece un aplauso. Cada viñeta combina un realismo minucioso y enfermizo con secuencias de acción espectaculares, creando una sensación cinética que pocas veces se ve en otros mangas. Desde los diseños de los alienígenas hasta los escenarios urbanos, todo está cuidado para impactar visualmente al lector. Aunque el final apresurado generó críticas, en conjunto el manga sigue siendo considerado una obra maestra del seinen, una lectura obligatoria para quienes buscan una historia que desafíe tanto moral como estéticamente.
El anime: puerta de entrada para nuevos fans
El anime de Gantz, que se emitió en 2004, fue la primera puerta de entrada al universo de Oku para muchos espectadores fuera de Japón. Su atmósfera inquietante y la fidelidad inicial al manga en los primeros episodios hicieron que muchos se engancharan, incluso si no habían leído el cómic. Los primeros capítulos logran capturar el terror y la tensión de las misiones, con un estilo visual que, aunque limitado por la animación de la época, conseguía transmitir la sensación de peligro constante y la ansiedad existencial de los protagonistas, unos sufridores todos ellos.
La censura de escenas violentas y sexuales redujo notablemente el impacto de la obra original
Sin embargo, el anime también sufrió críticas importantes. La censura de escenas violentas y sexuales redujo notablemente el impacto de la obra original, y su final alternativo, inventado porque el manga aún no había concluido, dejó insatisfechos a muchos fans. Aun así, el anime tuvo un papel importante en expandir la popularidad de Gantz, sirviendo como trampolín para nuevos lectores y seguidores del universo. Su legado es, por tanto, mixto: si bien no iguala la crudeza del manga, sigue siendo recordado con cariño y defendido por muchos como un producto representativo de su tiempo. La puedes ver en Filmin.
Las películas de acción real: espectáculo visual y fidelidad parcial
En 2010 se estrenaron las películas de acción real dirigidas por Shinsuke Satō, con Kazunari Ninomiya y Kenichi Matsuyama como Kurono y Kato. Estos filmes representaron el primer intento serio de trasladar Gantz a un público más amplio, y lo hicieron con resultados dispares. Por un lado, la interpretación de los protagonistas y la fidelidad parcial a la premisa inicial son puntos fuertes, mientras que la reducción de violencia y erotismo refleja la necesidad de llegar a un público general. Esto provocó que la esencia más adulta de la obra se diluyera, aunque las películas cumplieron como introducción al universo de Gantz. No están nada mal, y las podéis ver también en Filmin.
La secuela, Gantz: Perfect Answer, tuvo una recepción mixta: se destacaron los efectos especiales y la acción, pero se criticó la simplificación de la trama y la eliminación de personajes clave. En conjunto, estas películas son un vistazo entretenido al mundo de Gantz, aunque nunca logran replicar la intensidad psicológica y narrativa del manga.
Gantz:O: CGI al servicio de la espectacularidad
Si hablamos de adaptaciones audiovisuales, Gantz:O, la película CGI estrenada en 2016, es la que más cerca estuvo de capturar la esencia del manga, pero estéticamente a mí es la que menos me gusta. Centrada en el arco de Osaka, la película ofrece combates espectaculares contra alienígenas y enemigos gigantescos, incluyendo la memorable batalla contra Nurarihyon. Los fans alabaron la calidad y el dinamismo del CGI, que logra transmitir la sensación de caos y peligro constante propia del manga.
Gantz funciona como una metáfora de la ansiedad existencial de la sociedad
No obstante, Gantz:O pincha en su narrativa. La historia resulta confusa para quienes no conocen el material original, con reglas del juego poco claras y un tratamiento de personajes femeninos que mantiene un enfoque sexualizado y superficial, incluso para los estándares del género y el gusto típicamente nipón..
Una elección entre tres mundos
Si tuviera que elegir una sola versión de Gantz para salvar de un incendio, no habría duda: me quedo con el manga original. Aunque el anime abrió la puerta a nuevos fans y Gantz:O ofrece un despliegue visual impresionante, y reconozco que me gusta mucho, ninguna de estas adaptaciones logra capturar la crudeza, complejidad y profundidad psicológica que define la obra de Hiroya Oku. Y es que de los aspectos más fascinantes de Gantz es cómo Hiroya Oku utilizó su historia como un espejo deformante de la sociedad japonesa. En medio de la crisis de valores, el aislamiento urbano y el auge de la cultura otaku, Gantz plantea una crítica feroz al individualismo extremo y a la deshumanización cotidiana.
Sus personajes son jóvenes alienados, atrapados en rutinas vacías, que solo al morir descubren un propósito en un juego cruel donde la empatía se mide en puntos. Oku retrata una generación desencantada, desconectada emocionalmente, que vive entre el nihilismo y la búsqueda desesperada de significado. En ese sentido, Gantz funciona como una metáfora de la ansiedad existencial de la sociedad nipona contemporánea: un sistema que premia la eficiencia y castiga la vulnerabilidad, donde sobrevivir socialmente se convierte en un acto de violencia psicológica casi ritual.
En 3DJuegos | Disfruta de la segunda temporada de Frieren, porque puede ser la última. El manga confirma muy malas noticias
En 3DJuegos | Me sorprende lo poco que se habla de este nuevo anime que tiene todo lo que molaba de los años 90
Ver 0 comentarios