Las quejas a través de redes sociales de la Generación Z habían arrojado dos realidades evidentes a lo largo y ancho del globo: que el descontento con su situación respecto a la economía, la vivienda y su papel en la sociedad les estaba arrojando a un abismo de inseguridad y depresión, y que lo único que podían hacer al respecto era limitarse a lamentarse por ello en esas mismas redes. En cuestión de unos meses, esas dos caras de una misma moneda han cambiado por completo.
A los comentarios sobre cómo la situación socioeconómica los estaban arrastrando al burnout le ha seguido una revolución turnout que busca cambiar por completo su futuro. Una serie de marchas y protestas, no siempre pacíficas, que empezaron en Asia y poco a poco se han ido extendiendo por el mundo hasta llegar a Marruecos, donde la Gen Z 212 ha vuelto a salir a las calles de Rabat para manifestarse por el cambio.
El inicio del movimiento de la Generación Z
La chispa que da inicio a la revuelta se enciende en Sri Lanka en julio de 2022, donde una protesta estudiantil por la crisis económica que vivía el país no tardó en convertirse en revuelta nacional hasta derrocar al gobierno. La idea de revertir la situación de la Generación Z terminó dando alas a los jóvenes de otros países con la intención de replicar escenarios similares.
El empuje de aquél movimiento terminó extendiéndose hasta Bangladesh en el verano de 2024 con idénticos resultados y, poco a poco, ha ido saltando hasta otros países como Madagascar, Indonesia, India o Filipinas donde volvía a repetirse un denominador común: los jóvenes cansados por su situación, las cuestionables decisiones de sus gobiernos y la corrupción que minaba aún más sus posibilidades de futuro, iniciaban marchas y protestas que se resolvían con gobiernos derrocados o ceses de grandes cargos.
Pese a gozar de desencadenantes distintos, las tácticas y lemas saltaban de un país a otro repitiéndose ciertas estrategias. Los jóvenes salían a luchar sin un líder claro, valiéndose de memes y ondeando la bandera de One Piece en un empuje a través de redes sociales e internet en el que se organizaban a través de TikTok o haciendo uso de VPNs capaces de evitar la censura de sus países.
El pasado mes de octubre, el movimiento por el cambio de los jóvenes Gen Z alcanzaba su punto álgido en Nepal cuando, para intentar frenar una revuelta similar, el gobierno bloqueaba redes como Facebook, Instagram o YouTube en un esfuerzo por encapsular las protestas.
Una represión que no sólo no consiguió su objetivo, sino que terminó en aún más manifestaciones y ataques que terminaron forzando la dimisión del primer ministro. Ese ejemplo, el de una Generación Z luchando más allá de lo que aparentemente permitían sus posibilidades, es el que nos lleva ahora hasta Marruecos.
Más protestas de Gen Z 212 en Marruecos
Tras una semana sin marchas públicas, el movimiento Gen Z 212 de Marruecos, llamado así por el prefijo del país, ha vuelto a las calles de Rabat para manifestarse contra el gobierno por la sanidad, la educación y la dignidad. Las protestas, que han tenido su réplica en otras ciudades como Casablanca y Tánger, pretenden elevar la presión social para que se incremente el gasto público en esas materias mientras se grita en contra de la corrupción y cómo el coste de la vida se ha encarecido de forma alarmante.
Tal y como recogía el Social Change Lab, una organización sin ánimo de lucro destinada a estudiar este tipo de manifestaciones y movimientos sociales: "Lo que conecta estas protestas lideradas por jóvenes es un sentido compartido de que los sistemas políticos tradicionales no responden a las preocupaciones de su generación, ya sea la corrupción, el cambio climático o la desigualdad económica. La protesta se convierte entonces en la salida lógica cuando los canales institucionales se sienten bloqueados".
Las protestas de la Generación Z de Marruecos, como las de otros países aún más alejados de ese detonante asiático como Argentina, Perú o Venezuela, se valen de esa internacionalización de símbolos, lemas y estrategias compartidas a través de redes sociales, para replicar lo que otros grupos de jóvenes han llevado al éxito lejos de allí.
El caso de Marruecos es aún más viral porque, en esta ocasión, su conexión con el inglés y el francés y la cercanía con Europa, donde los jóvenes se ven expuestos a otras realidades muy distintas, ha motivado que el choque sea aún mayor: "Cualquier movimiento que ocurra, ya sea contra la corrupción o la injusticia, se propaga a través de los medios digitales. Lo mismo sucedió en Nepal".
Los propios manifestantes de Marruecos no verían extraño que, al final, las marchas terminen extendiéndose a más países: "Los cambios que tuvieron lugar después de las protestas de la Generación Z en Nepal se extendieron globalmente a través de plataformas digitales, influyendo también en otros países. Nos dimos cuenta de que somos ciudadanos globales y que el espacio digital nos conecta a todos y juega un papel poderoso en todo el mundo".
Imagen | Dri2s en Midjourney
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