En un universo donde los héroes empuñan pistolsas láser y los cazadores de tesoros navegan entre galaxias imposibles, Outlaw Star fue una de esas series que marcaron una época, aunque el tiempo la haya relegado al rincón de los clásicos algo olvidados. Nacida a finales de los años 90, en plena fiebre de la animación japonesa que conquistaba Occidente, esta obra de ciencia ficción firmada por Takehiko Itō y producida por el mítico estudio Sunrise, la misma casa responsable de Cowboy Bebop o Mobile Suit Gundam, se convirtió en un fenómeno tan inesperado como fugaz.
Lejos de ser un anime más sobre aventuras espaciales, Outlaw Star combinó lo mejor del espíritu aventurero de Star Wars con el tono desenfadado y existencial de Cowboy Bebop y añadió ese toque que solo la animación japonesa de los 90 sabía dar a sus series de animación. A medio camino entre la space opera, el western, el cine de arte marciales y la comedia, su historia se convirtió en una de las primeras en fusionar ciencia ficción con fantasía y mitología oriental, en una mezcla tan singular que aún hoy resulta difícil de encasillar.
Cazar tesoros en el espacio: el espíritu aventurero de Gene Starwind
El corazón de Outlaw Star late con fuerza gracias a su protagonista, Gene Starwind, un cazarrecompensas y piloto de mala reputación que, junto a su joven socio Jim Hawking, se embarca en una misión que cambiará su destino: proteger a una misteriosa bioandroide llamada Melfina y encontrar el secreto del Galactic Leyline, un legendario tesoro perdido en los confines del universo. A su tripulación se unirán personajes memorables, como la explosiva Aisha Clanclan, una guerrera de la raza Ctarl-Ctarl, y la letal asesina "Twilight" Suzuka. si la historia te suena un poco es porque se basa ligeramente en La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson.
La historia, que comenzó como manga en 1996 y fue adaptada al anime en 1998, se desarrolla en un universo donde los piratas espaciales son tan temibles como los cazarrecompensas que van tras ellos, y las naves pueden luchar cuerpo a cuerpo gracias a los "Grappler Ships", vehículos equipados con brazos mecánicos capaces de dar puñetazos a otros en mitad del vacío espacial. Este concepto, tan original como visualmente espectacular, y que se basa en las tácticas clásicas de abordaje marítimo, fue obra del legendario diseñador Shoji Kawamori, conocido por su trabajo en Macross y Gundam.
Si en la interminable One Piece los protagonistas surcan mares en busca de un tesoro mítico, Outlaw Star hace lo mismo entre estrellas y planetas. Pero su tono, más adulto y melancólico, le da un aire de madurez que la separa de otras aventuras shōnen. Gene no busca gloria ni venganza, sino redención. Y en ese viaje lleno de humor, violencia y reflexión, se refleja la condición humana en toda su contradicción, y además, hay batallitas espaciales, que eso nunca hace daño. Pew! Pew! Pew!
El anime que miraba al oeste desde las estrellas
Resulta inevitable comparar Outlaw Star con Cowboy Bebop, su serie hermana dentro del mismo estudio Sunrise. Ambas debutaron en 1998, ambas apostaban por héroes carismáticos, amabas cuentan con una nave espacial de color roja chulísima y ambos relatos giraban en torno a la vida en los márgenes del espacio. Pero donde Bebop se regodeaba en el existencialismo del perdedor, Outlaw Star apostaba por la aventura pulp más descarada.
Outlaw Star es una de las primeras en fusionar ciencia ficción con fantasía y mitología oriental
Su estructura recuerda al estilo de los seriales de los años 50, en la línea de Flash Gordon o Buck Rogers, que a su vez inspiraron a George Lucas para crear Star Wars. Y esa conexión no es casual: la estética de Outlaw Star, sus naves, sus duelos, sus mundos habitados por mercenarios y piratas, bebe directamente de ese espíritu de "galaxias muy, muy lejanas". De propina, si te gusta, Firefly y Serenity, que sepas que casi todo lo que sale en la historia de Joss Whedon está sacado de aquí. Pero en lugar de sables láser, aquí encontramos armas mágicas llamadas Caster Guns, capaces de lanzar hechizos encapsulados en balas. Ciencia ficción y hechicería unidas en un mismo universo: una idea tan arriesgada como fascinante.
Además, el propio diseño visual rompe los moldes del anime espacial clásico. En lugar de apostar por el negro absoluto del cosmos, Outlaw Star ilumina el vacío con tonos pastel, colores vivos y planetas que parecen salidos de una pintura futurista. El compositor Kow Otani, autor también de la banda sonora de Shadow of the Colossus, firmó una banda sonora que mezclaba jazz y orquesta, dando como resultado una identidad sonora tan distintiva como su mundo y que adelantaba el pelotazo que sería poco después la espectacular banda sonora de Cowboy Bebop.
Un fenómeno discreto, pero inolvidable
Aunque en Japón su éxito fue modesto, Outlaw Star conquistó al público occidental gracias a su emisión en Cartoon Network y el mítico bloque Toonami en 2001. Allí se convirtió en una serie de culto para toda una generación. Sin embargo, había trampa. La versión emitida en televisión sufrió una dura censura para adaptarla al público infantil: se eliminaron escenas de violencia, lenguaje adulto e incluso el episodio 23, ambientado en un planeta de aguas termales, fue completamente omitido por su alto contenido sexual.
Donde Cowboy Bebop se regodeaba en el existencialismo del perdedor, Outlaw Star apostaba por la aventura pulp más descarada
Pese a ello, Outlaw Star arrasó en las encuestas de la época: en 2001 ganó el 66 % de los votos en una encuesta online de Toonami para su reemisión, y sus DVD llegaron a posicionarse entre los más vendidos de 2006 y 2007 en Estados Unidos. En 2012, Bandai Entertainment la incluyó entre sus cinco franquicias más exitosas. Fue también votada como el vigésimo mejor anime de 1999 por la revista japonesa Animage, demostrando que, aunque no alcanzó el impacto mediático de otras producciones de la época, dejó una huella profunda entre sus seguidores.
Su universo se amplió con Angel Links, un spin-off lanzado en 1999 ambientado en el mismo universo, y un proyecto de secuela titulado Outlaw Star 2: Sword of Wind que nunca llegó a producirse. Hoy, gracias a las remasterizaciones en Blu-ray, la serie vuelve a estar al alcance de nuevas generaciones de espectadores que buscan algo diferente dentro del anime de ciencia ficción. Ojalá alguna plataforma de streaming se acuerde de lla y la rescate del limbo…
Razones para redescubrir una leyenda del anime espacial
Revisitar Outlaw Star hoy es como abrir un cofre lleno de recuerdos y encontrarse con algo que aún brilla. Es cierto que algunas de sus ideas y sensibilidades pertenecen a otra época, pero su combinación de acción, humor, misticismo y humanidad sigue resultando tremendamente atractiva. Verla ahora, más de 25 años después, permite apreciar su ambición estética y su capacidad para equilibrar el espectáculo con una buena historia.
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A diferencia de muchos animes actuales, obsesionados con la inmediatez y la sobreexposición, Outlaw Star apuesta por el encanto de la aventura clásica, por los personajes imperfectos que tropiezan una y otra vez, pero que siguen mirando a las estrellas. Puede que nunca alcanzara el estatus de mito de Cowboy Bebop ni la popularidad eterna de One Piece, pero en su mezcla de ciencia ficción, western y fantasía reside una magia única. Si te atraen las historias de piratas espaciales, tesoros ocultos y héroes con más cicatrices que suerte, dale una oportunidad a Outlaw Star. Puede que descubras que el auténtico tesoro no era el Galactic Leyline, sino el viaje que te lleva hasta él. Disponible en Crunchyroll y en ediciones remasterizadas en Blu-ray, esta joya del anime sigue siendo un pedazo de universo que merece ser explorado.
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