Rubén Márquez
Editor - TriviaCuando a finales de los 70 los sets de LEGO empezaron a incluir figuras junto a sus colecciones de bloques de colores, la compañía danesa se cruzó con un problema: si iban a empezar a hacer muñecos, debían ser lo más universales posibles por dos simples razones, hacer que la imaginación de los niños se encargase de darles personalidad y, por descontado, abaratar costes. Para evitar posibles conflictos, todas las figuras debían ser amarillas para reflejar un color de piel neutral.
Sin embargo, con el paso de los años y la entrada en juego de ciertas licencias como Star Wars o Harry Potter, lo que supuso una revolución financiera para la compañía que desde entonces no ha dejado de crecer, la idea de acercarse a otros colores empezó a demandar un giro necesario. Para cuando la colaboración con la NBA llegó a LEGO en 2003, el marrón terminó desplazando al amarillo como regla inamovible.
Pensado fríamente, la elección inicial es comprensible y el cambio posterior lo es aún más. La propia página oficial lo recoge brevemente en su presentación: "Cuando apareció la minifigura por primera vez, se decidió que su cara debería tener un solo color: amarillo. Y que sus rasgos faciales deben ser alegres y neutros. La figura no tendría sexo, raza o rol, estos estarían determinados por la imaginación y el juego del niño".
La necesidad de acercarse lo máximo posible a las icónicas imágenes de las franquicias consiguieron que Lando Calrissian, de Star Wars, fuese una de las primeras figuras que casaba el color de su piel con el actor al que hacía referencia y, para cuando Harry Potter se convirtió en uno de sus principales éxitos comerciales, se decidió que los muñecos saltaran a un color de piel "más auténtico".
Tras romper las normas del color en productos licenciados, lo siguiente fue la expresión, que lejos de limitar la personalidad de los personajes a lo que imaginasen los niños, empezó a mostrar muecas y expresiones que reflejasen una identidad muy marcada. La única regla que se mantuvo fue que, para la representación general de los muñecos, el color seguiría siendo el amarillo. Vamos, que si Lando estaba pintado de marrón oscuro, Han Solo y Leia seguirían siendo amarillos. Lo que antes era un color neutral, en ese momento modificó la percepción que arrojaba.
Para quienes defienden que hay un debate detrás del color de piel de las figuras de LEGO, esa idea de una raza universal a dejado de ser neutral porque lo que se marca como diverso y distinto es lo otro. El amarillo, visto así, es el estándar, lo que a sus ojos pasa por un problema de blanqueamiento en el que el amarillo termina haciendo referencia a un caucásico europeizado. La solución que proponen es que, evitando ciertos estereotipos y ampliando esa diversidad más allá de las licencias, el característico color se cambie por una mezcla más homogénea de tonos y roles.
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