Los fans del cómic europeo han tenido durante décadas una cita ineludible en el Festival Internacional de Cómic de Angoulême. Yo reconozco que he pinchado ahí y que es un viaje que llevo años retrasando y que ahora, por desgracia, puede ser demasiado tarde. Angoulême no es simplemente un festival: es un universo entero donde se mezclan la tradición y la vanguardia del noveno arte, un espacio donde se respira la historia de los autores europeos y donde los lectores pueden encontrarse cara a cara con sus ídolos.
La propia organización parece haberlo puesto en una grave crisis que puede suponer su clausura
Da igual si te gustan Astérix, Spirou y Lucky Luke, las maravillas lisérgicas de Moebius, las aventuras de Blueberry de Jean Giroud, si tu rollo es Thorgal o si eres un tintinófilo de tomo y lomo. El salón de Angoulême lo tenía todo: exposiciones monumentales, talleres, firmas, charlas magistrales y, sobre todo, la oportunidad de sumergirse en la riqueza creativa que solo un festival de esta magnitud puede ofrecer. La posibilidad de que desaparezca es un golpe para cualquiera que ame el cómic: hablamos de un evento que marca tendencias, influencia a editoriales en multitud de países y genera oportunidades únicas para los autores emergentes. Pero la propia organización parece haberlo puesto en una grave crisis que puede suponer su clausura.
Foto: Festival International de la Bande Dessinée d'Angoulême
La crisis del Festival Internacional de Cómic de Angoulême
La edición de 2026 del Festival Internacional de Cómic de Angoulême se enfrenta a una crisis sin precedentes. Según señala Le Monde, durante los últimos 18 años, el festival ha estado bajo la dirección de Franck Bondoux y su empresa 9e Art+, acusados de opacidad financiera, excesos comerciales y mala gestión. Los problemas han sido tan graves que incluyeron el despido de una empleada que había denunciado una agresión sexual ocurrida en el marco del festival en 2024, lo que desató la indignación del sector y abrió investigaciones judiciales paralelas.
A esta grave actuación se suma la extensión del contrato de 9e Art+ hasta 2036, una decisión que generó fuertes protestas entre autores, editores y sindicatos. Muchos consideran que la empresa ha dañado la reputación del festival de manera irreversible, y que prolongar su control es un error estratégico para la credibilidad del evento, según La Vanguardia. Incluso una veintena de ganadores del Gran Premio de Angoulême, entre ellos Anouk Ricard, Lewis Trondheim, Jacques Tardi y Riad Sattouf, publicaron una carta abierta afirmando que el festival se encontraba en "peligro de muerte" por los escándalos acumulados y la falta de transparencia.
Foto: Festival International de la Bande Dessinée d'Angoulême
Problemas específicos de la edición 2026
La edición de 2026, programada del 29 de enero al 1 de febrero, se encuentra en una situación delicada. Numerosos autores han anunciado su boicot si la dirección del festival no cambia, dejando en el aire la participación de algunos de los nombres más importantes del cómic europeo. Esta presión obligó a la organización a abrir un nuevo proceso de selección para elegir un gestor alternativo, excluyendo a 9e Art+ más allá de 2027. Por otro lado, los grandes editores, agrupados en el Syndicat National de l'Édition, que incluye casas de la importancia de Glénat, Delcourt, Casterman, Dargaud o Gallimard BD, han declarado que consideran improbable que el festival pueda celebrarse el próximo año. La crisis no es solo de confianza: pone en jaque la logística, la programación y la asistencia, dejando a todos los profesionales en un estado de incertidumbre sin precedentes.
Foto: Festival International de la Bande Dessinée d'Angoulême
Crisis institucional y consecuencias culturales
La situación ha obligado a la intervención de autoridades públicas francesas, incluyendo la prefectura, el consejo regional de Nueva Aquitania, el departamento de Charente y la ciudad de Angoulême, que buscan recuperar el control del festival. La idea es que la Asociación para el Desarrollo del Cómic en Angoulême, que reúne a autoridades, editores y representantes del festival, lidere el próximo proceso de licitación competitiva para seleccionar al sucesor del actual organizador.
El Festival de Angoulême es el mayor escaparate mundial del cómic europeo y su posible cancelación en 2026 sería un golpe durísimo para diferentes sectores culturales
Este esfuerzo público busca no solo garantizar la celebración del festival, sino restaurar la confianza en su gestión y proteger la integridad del evento. Aun así, la incertidumbre sigue siendo alta, y muchos autores y editores siguen evaluando si vale la pena participar, lo que evidencia la magnitud de la crisis institucional que atraviesa el festival. Es evidente que sin novedades editoriales, actividades y la asistencia de los autores, el festival pierde todo tipo de aliciente para los asistentes que hasta el momento, acudían desde todo el mundo para participar en el evento. Esto no solo supone un duro golpe al festival, también para la editoriales,que presentaban sus principales novedades durante esas fechas, también para la población de Angoulême, que multiplicaba sus visitantes en uno de las principales atracciones turísticas de la ciudad.
El Festival de Angoulême es el mayor escaparate mundial del cómic europeo y su posible cancelación en 2026 sería un golpe durísimo para diferentes sectores culturales. No se trata únicamente de un evento anual; hablamos de un foro que ha impulsado la carrera de generaciones de creadores, ha establecido tendencias editoriales y ha promovido la difusión internacional de obras europeas. Su desaparición significaría un vacío cultural difícil de llenar. Al mismo tiempo, la división interna es evidente. Mientras algunos actores del sector abogan por la continuidad del festival bajo nuevas condiciones, otros consideran que solo una refundación total podría salvar el prestigio de Angoulême. La acumulación de polémicas ha erosionado la confianza en la organización, y la reputación internacional del festival está seriamente dañada, lo que amenaza su capacidad de atraer talento y público de todo el mundo.
Foto: Festival International de la Bande Dessinée d'Angoulême
El cómic europeo busca alternativas
Si finalmente el Festival de Angoulême llegara a desaparecer, Europa perdería uno de sus grandes referentes históricos dentro del mundo del cómic. Este vacío permitiría que festivales como Lucca Comics & Games, en Italia, cobren mayor protagonismo. Lucca ha experimentado un crecimiento enorme en las últimas décadas, pasando de 50.000 asistentes en 2002 a superar los 319.000 en 2022, y ha demostrado capacidad para combinar historia, cultura y espectáculo en un formato moderno y accesible. Su relevancia internacional se ha consolidado gracias a la organización de exposiciones, concursos de cosplay y premios que rinden homenaje a creadores de todo el mundo, desde Frank Miller hasta Kevin Eastman, además de la mayoría de talentos de la viñeta europea y especialmente de la competitiva escena del cómic italiano.
Lucca se ha convertido en un ejemplo de cómo un festival puede adaptarse a los tiempos, incluso en contextos difíciles como la pandemia de COVID-19, cuando se transformó temporalmente en "Lucca Changes", con programación virtual, manteniendo la conexión con autores y público. Si Angoulême desaparece o se reduce significativamente, Lucca podría asumir el papel de plataforma de referencia para el cómic europeo, y quizá incluso internacional, algo que hace años parecía impensable.
Foto: Festival International de la Bande Dessinée d'Angoulême
La edición 2026 del Festival Internacional del Cómic de Angoulême está marcada por una crisis de dirección y legitimidad sin precedentes. Entre la presión de los autores, el rechazo de los editores, las polémicas acumuladas y la destitución de la dirección, el futuro inmediato del festival es incierto. Muchos aficionados, como yo, que llevábamos años soñando con asistir, nos enfrentamos ahora a la posibilidad de quedarnos con las ganas. Durante la redacción de este artículo la organización del festival ha publicado en sus redes sociales un comunicado en el que llama a la tranquilidad y hace una llamada al diálogo, pero no son pocos los artistas, editores y aficionados que señalan que es un gesto que se queda corto y llega muy tarde.
Angoulême ha sido durante décadas un símbolo del cómic europeo, un lugar donde los clásicos y la innovación se daban la mano, y donde generaciones enteras han celebrado la creatividad de autores icónicos. Que su continuidad esté en duda no es solo un problema logístico: es un aviso para toda la industria sobre la importancia de la ética y la gestión profesional en eventos culturales de esta envergadura. La presión ahora está en manos de las autoridades, los profesionales y, sobre todo, de la comunidad del cómic, que deberá decidir si este legado puede ser salvado o si ha llegado el momento de que el gran escaparate de la viñeta europea cambie de escaparate.
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