Acabo de comprar entradas para el cine para ir a ver la película de Kimetsu no Yaiba y, por aquello de llevar a los críos al cine un domingo por la mañana como si fueran jubilados, la entrada me va a salir por poco más de 6 euros. No está mal para los tiempos que corren, la verdad, pero ya tiemblo sólo con pensar en la astillada que me van a pegar por las palomitas y refrescos.
Lamentablemente para mi bolsillo, somos de esas personas que pueden haberse zampado una cena antológica y, justo después, trincarnos un cubo de palomitas como si llevásemos meses sin comer. Las palomitas del cine tiene un sabor que es pura brujería y, durante mucho tiempo, he intentado replicarlas sin mucho éxito en casa. Ahora que he descubierto su receta secreta, creo que eso va a cambiar.
El secreto de las palomitas del cine
Para los que como yo seáis unos enfermos en lo que a palomitas se refiere, seguro que es una de las pocas cosas que os invitan a ir al cine para tener que lidiar con sus precios cada vez más caros y la gente cada vez más maleducada que pueblan las salas. Saber qué es lo que le da ese característico gusto y textura a las palomitas del cine para poder hacerlas en casa es un cambio brutal.
Si acudes a los orígenes de la idea, a los estadounidenses que convirtieron las palomitas de maíz en parte de la experiencia de ir al cine, su secreto está en algo llamado Flavacol. En esencia, es un compuesto hecho a partir de sal muy fina que incluye una considerable mezcla de saborizantes y colorantes que le dan su particular color y ese toque que sólo aparece en las palomitas del cine.
Adquirirlo en España requiere acudir a la importación o tiendas especializadas en productos norteamericanos, pero en realidad es relativamente fácil montarte algo similar en casa con productos que puedes encontrar en casi cualquier supermercado.
Si acudes a los compuestos que utilizan en los cines de aquí para hacer sus palomitas, probablemente encontrarás una mezcla muy similar apoyada en el glutamato monosódico, pero si quieres una versión casera, esta mezcla es la que ha conseguido que mis palomitas se acerquen lo máximo posible a las del cine.
La receta de palomitas de cine en casa
Lo primero que haremos será conseguir crear un polvo de sal que se asemeje a los colores y sabores del citado Flavacol. Aunque no será exactamente igual, os aseguro que esta receta de palomitas de cine en casa da el pego una barbaridad, así que si quieres acercarte lo máximo posible sin recurrir a colorantes artificiales o glutamato monosódico, tendrás que conseguir los siguientes ingredientes:
- 50 g de sal fina
- 15 g de mantequilla en polvo
- ½ cucharilla de cúrcuma en polvo
- 5 g de parmesano en polvo
Tritura todo en un molinillo hasta que consigas un polvo lo más homogéneo y fino posible. La idea es que una vez termines de hacer las palomitas, espolverees una cucharadita de la mezcla por cada 60 g de maíz en grano que hayas utilizado. Si además quieres coronarte no sólo con el sabor, sino también con la textura, ten en cuenta un último paso.
Lejos de utilizar aceite de oliva, de girasol o incluso mantequilla, la clave está optar por el aceite de coco. La clave está en que, a diferencia de los otros, tolera muy bien las temperaturas altas sin llegar a quemarse y, además, deja una película sobre las palomitas ya eclosionadas que ayudará a que se quede pegada la mezcla de sal que acabas de montar. Ahora, a disfrutarlas.
Imagen | LexScope
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