Madrid ha descubierto por las malas que los ciberataques ya no buscan contraseñas bancarias, ahora van a por los contadores del gas

El pasado 12 de septiembre, Madrid recibió un ciberataque inusual. Pese a que lo común es ver cómo los estafadores se introducen en correos y cuentas en busca de datos bancarios y personales, en esta ocasión su objetivo fueron los contadores del gas. Tal y como informaba a sus usuarios Madrileña Red de Gas, el ataque a su infraestructura dejó expuestos varios "datos de contacto e identificativos" junto a la referencia de los contadores. 

Aunque no han dado a conocer a qué datos exactos han podido acceder los hackers, aseguran que el suministro no se ha visto afectado y han avisado a la Agencia Española de Protección de Datos y al Instituto Nacional de Ciberseguridad del incidente. Para evitar que el problema vaya más allá, también han añadido un sistema de doble autenticación para los clientes, pero parece evidente que el riesgo está en otro lugar. 

El ciberataque a los contadores de gas de Madrid

La clave de este tipo de ciberataques pasa no sólo por la posible manipulación de contadores inteligentes de la luz y el gas, sino también por cómo pueden aprovechar toda la información obtenida para fraudes futuros. Con información tan crítica y aparentemente privada, valerse de esos datos para realizar estafas cada vez más elaboradas y personalizadas es el principal foco de preocupación. 

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Ya en 2024, un informe de ENISA, la Agencia de Ciberseguridad de la Unión Europea, alertaba que el 20% de los incidentes de este estilo que se realizan en nuestro territorio estaban afectando a sectores como la energía y el transporte. Empresas y servicios públicos que presumiblemente tendrían que tener mayor seguridad que el ámbito privado de cada usuario y que, sin embargo, se habían convertido en un objetivo prioritario. 

El ejemplo de lo ocurrido con el ataque a Madrileña Red de Gas es una muestra más de las vulnerabilidades que traen bajo el brazo la digitalización de buenas partes de nuestras vidas, y también sirve como recordatorio de que, detrás de cada llamada, mensaje o correo que recibamos, tenemos que poner especial atención para evitar posibles sustos. 

Imagen | Policía Nacional

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