Que los detractores de la IA hagan todo lo posible para desacreditar su auge hablando de excesos de expectativas y una posible burbuja es lo esperable. Pero que dos de sus mayores defensores también hagan lo propio hablando de un riesgo capaz de llevarse por delante "un par de cientos de miles de millones de dólares" es otro cantar muy distinto. Cuando Sam Altman de OpenAI y Mark Zuckerberg de Meta coinciden en algo tan crucial, se hace muy difícil no parar la oreja para empezar a escuchar si el río suena.
La cifra no está entrecomillada por amor al arte, es literal. En una de sus últimas apariciones, Mark Zuckerberg recordaba otras burbujas del mercado como la del ferrocarril o las punto com advirtiendo que, respecto a la inteligencia artificial, esa posibilidad también está ahí: "Si terminamos malgastando un par de cientos de miles de millones de dólares, eso va a ser muy desafortunado, obviamente. Pero yo diría que el riesgo es mayor en el otro lado".
Los economistas se frotan las manos con la burbuja de la IA
El mensaje se suma al realizado por Sam Altman hace unas semanas al decir que "el frenesí de efectivo persiguiendo cualquier cosa etiquetada como IA puede conducir a valoraciones infladas y riesgo para muchos", al estudio del MIT que recogía que el 95% de los desarrollos IA habían fallado al resultar rentables, y a la alerta de la Reserva Federal de los Estados Unidos del peligro a una burbuja que supondría tropezar con la misma piedra por decimoquinta vez. Una posibilidad por la que los economistas, lejos de estar asustados, empiezan a suspirar.
Más allá del precio de las acciones de empresas como las citadas, pero también de otras como Microsoft o Nvidia, el problema está en todo lo que trae consigo, desde inversiones en infraestructuras cruciales para la IA hasta un financiamiento masivo que no parece tener retorno.
Según los expertos, que reviente esa burbuja pondría en serios aprietos a esas inversiones, pero también supondría la liberación de fondos para devolverlos al trabajador de toda la vida y la población general en forma de infraestructuras propias, salud, educación y, en definitiva, hacer avanzar una maquinaria social que se ha estancado mientras unos pocos se llenan los bolsillos para quemar dinero en busca de unas expectativas exageradas.
El ejemplo que ponen es el de una bañera en la que hay dos grifos. Uno de ellos está marcado como los ricos, mientras que la etiqueta del otro es la de los trabajadores. Ahora mismo, sólo hay un grifo soltando agua a borbotones mientras el otro permanece casi cerrado. Imagino que no hace falta destacar cuál es cuál.
Tal y como recoge en un análisis reciente Dean Baker, del Centro de Investigación Económica y Política, "el objetivo es mantener la bañera llena pero que no rebose. Esto correspondería a que el mercado laboral esté en pleno empleo y la economía funcione en base a su capacidad. Si el agua fluye hacia la bañera demasiado lentamente, tenemos desempleo y exceso de capacidad. Si el agua fluye hacia la bañera demasiado rápido, la bañera se desborda y tenemos agua por todo el piso. Ese sería el escenario de la inflación".
La buena noticia es que, como el grifo de los trabajadores está casi completamente cerrado, el bajo nivel del agua permitiría abrirlo a todo lo que dé, sin miedo, cuando la burbuja explote y se corte el flujo de los ricos: "El colapso de la burbuja de la IA creará el espacio que la economía necesita para políticas que mejorarían mucho la vida de decenas de millones de personas. Es por eso que todos deberíamos ser fanáticos del colapso y no preocuparnos de que estemos animando contra el equipo local".
"Creo que definitivamente existe la posibilidad"
Para Zuckerberg, esa expectación no sólo es necesaria, sino imprescindible. El precio a pagar por la posibilidad de que, de un tiempo a esta parte, la IA termine siendo el gigante que muchos dan por hecho que será: "Si construyes demasiado lento, y la superinteligencia es posible en tres años, pero la construiste asumiendo que estaría allí en cinco años, entonces estás fuera de posición en lo que creo que será la tecnología más importante que permitirá la mayor cantidad de nuevos productos, innovación y creación de valor en la historia".
La chispa que puede detonar en una dirección u otra pasa por seguir aumentando las expectativas. Por pensar que "hay argumentos convincentes de por qué la IA podría ser un caso atípico" dentro de esa colección de burbujas que hemos visto caer con anterioridad. Una expectación que depende del consumo general y la suma continua de inversión: "si los modelos siguen creciendo en capacidad año tras año y la demanda sigue creciendo, entonces tal vez no haya colapso".
Si hoy en día todo es IA y la conversación general no gira alrededor de nada más es precisamente por eso. Los mensajes vaticinando un futuro marcado por la inteligencia artificial a todos los niveles, desde el trabajo hasta la educación, resultan claves para hacer que los inversores sueñen con ese futuro en vez de centrarse en datos como los reflejados por el MIT.
Estamos a un tropiezo masivo de generar miedo entre quienes están lanzando dinero a todas esas empresas en busca de un retorno que no termina de llegar y, cuando eso ocurra, no tardarán en mirar hacia otro lado en busca de otra novedad a la que agarrarse.
El control de daños que estamos viendo con mensajes como el de Zuckerberg o Altman están lejos de ser más leña al fuego dentro de esas expectativas. Suena más a jarro de agua fría destinado a calmar los ánimos si esa predicción se cumple en un escenario que, con otras burbujas quedando tan cerca, cada vez entraña un temor más grande: "creo que definitivamente existe la posibilidad, al menos empíricamente, basada en grandes construcciones de infraestructura pasadas y cómo llevaron a burbujas, de que algo así suceda aquí".
En 3DJuegos | Google multiplicó su productividad con la regla del 80%. Mark Zuckerberg reconoce que también ha caído en ella
En 3DJuegos | Musk, Bezos y Zuckerberg ven peligrar su cima: Larry Ellison ha tomado el relevo como el hombre más rico del mundo
Ver 0 comentarios