Rubén Márquez
Editor - TriviaCuando presentó al mundo el nuevo Mercedes GLC en el Salón del Automóvil de Múnich, la marca alemana nos dejó atónitos con una escena que parecía de ciencia ficción. Tras el volante, lo que hasta ahora eran pequeñas pantallas aquí y allá se había transformado en su Hyperscreen, una pantalla de metro y medio que se alargaba desde el conductor hasta el copiloto que sacrificaba todos los botones del vehículo por un sistema digital que se encargaba de todo.
Sin embargo, ni siquiera la persona encargada de elevar esa tendencia, el jefe de software de Mercedes, está dispuesto a reconocer que algo así es una buena idea. Para su versión comercial, los botones han vuelto y Magnus Östberg ha reconocido que se pasaron de frenada. No es que sea demasiado futurista incluso para los tiempos que corren, es que los datos certifican que apostar por pantallas táctiles en vez de botones físicos es un error.
Los botones físicos son mejores
En una entrevista al medio británico Autocar recogida por nuestros compañeros de Xataka, el jefe de software de Mercedes reconoce abiertamente que apostar por un salto en el que todo sea digital, aunque sea de la mano de una magnífica pantalla de 39,1 pulgadas como salpicadero, es una decisión absurda. Los botones deben volver, aunque sea al volante, donde está "la forma más fácil y rentable de volver a agregar controles físicos a los coches".
No es una cuestión de capricho o nostalgia, son datos: "tener ese equilibrio entre botones físicos y táctiles es extremadamente importante para nosotros. Nos basamos en los datos y en lo que más se usa, y los datos nos muestran que los botones físicos son mejores. Por eso los hemos puesto de nuevo". Para cualquiera que se haya tenido que enfrentar a esas pantallas o los controles por voz, la decisión no sorprende en absoluto.
Enfrentarte a ellos a la hora de acciones como ajustar la temperatura del climatizador no sólo implica dejar de centrarte en lo que ocurre en la carretera, sino que además supone un desafío innecesario cuando estás conduciendo en un tramo de curvas o con muchos baches por la precisión que requiere no darle al botón táctil que estás buscando. Sumemos ahí que, sin respuesta háptica que transmita de alguna forma que lo has pulsado como es debido tirando de intuición, para ciertas personas puede resultar una experiencia frustrante.
A diferencia de lo que ocurre con los botones clásicos, preferiblemente en los del volante pero también en los repartidos por el frontal del salpicadero, tener acceso a opciones rápidas que no requieran apartar la vista de la carretera es, superado el impacto inicial de la moda digital, una opción mucho más conveniente. No es una cuestión de gustos, es algo que incluso el sistema Euro NCAP ha establecido como medida de seguridad prioritaria, y todos los vehículos que no cuenten con funciones básicas en forma de mando físico, pueden irse olvidando de llevarse sus cinco estrellas.
El giro de Mercedes no es el único de la industria y tampoco supone deshacerse de las pantallas por completo, pero frente a un futuro que parecía indicar que ese iba a ser el único camino, especialmente porque las tendencias de Asia apuntan claramente en ese sentido, la apuesta por un formato mixto en el que botones físicos y digitales puedan convivir parece la más adecuada para todos.
Imagen | Kelvin Mah
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