No eres el único al que la jornada laboral se le hace infinita. Microsoft ha encontrado la solución

Los días parecen más largos, las horas se alargan y la presión mina la productividad hasta ofrecer la sensación de que constantemente estamos en una jornada infinita. Esta sensación, que a tus ojos puede parecer algo personal y fruto de tu propia desmotivación, en realidad está más extendida de lo que crees. Tanto que, en el último Work Trend Index de Microsoft, el 80% de los trabajadores reconoce sufrir ese síndrome de la jornada laboral infinita. 

Lo que destaca el estudio realizado por Microsoft no es sólo la normalización de ese fenómeno en nuestra cultura laboral, sino las causas que nos han llevado a ellas. Las reuniones después de las 20h han subido un 16%, el 29% de quienes alargan la hora de irse a dormir termina consultando el correo pasadas las 22h, y los cambios de última hora en una reunión se han disparado hasta el 122% durante los últimos tiempos. Sorprendentemente, en esta ocasión la solución propuesta por Microsoft no es la IA y el discurso de que viene a solucionar todos nuestros problemas. 

El análisis de la jornada infinita refleja que, pese a que las leyes relacionadas con la desconexión digital a partir de ciertas horas crecen con fuerza, la obsesión por la productividad y los patrones de horarios variables que nos dejó la pandemia han motivado que nuestra jornada se alargue durante todo el día. Afectando también a los fines de semana, el descanso ya no es descanso como tal. 

Frente a ello, la idea de que la IA puede solucionar el problema empujando la productividad y restándonos tareas tediosas es un error. El propio informe de Microsoft destaca que, pese a que las empresas que apuestan por ella ven menos casos de burnout, el uso de la inteligencia artificial puede llegar a ayudar, pero lo que requiere cambios de urgencias es intentar arreglar un sistema roto. 

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Que las reuniones estén colocadas en los picos diarios de mejor desempeño es un problema. Que recibamos cientos de correos y mensajes, también. El mensaje viene a destacar que, si los CEO de medio mundo quieren más productividad para sus empresas, lo que tienen que hacer es dejar trabajar a sus empleados y, por encima de ello, dejarlos descansar. 

Acabar con reuniones innecesarias, motivar días sin reuniones o correos, y abrazar la idea de una colaboración en la que cada uno pueda empujar hacia delante un proyecto sin verse interrumpido por distracciones, es una prioridad que corre más prisa que abrazar la IA. De lo contrario, seguiremos contaminando unas prácticas que ya eran un problema antes de la inteligencia artificial, y lo seguirán siendo después de ella si no ponemos remedio. 

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