Electronic Arts ha hecho historia este 2025. No solo han traído de vuelta al mejor Battlefield, sino que los estadounidenses de Andrew Wilson se han convertido en la compra más grande de la historia del videojuego. Sus compradores, Arabia Saudí, Silver Lake Partners y Affinity Partners, gastarán 55.000 millones de dólares por la totalidad de la empresa, sus trabajadores e IPs, pero solo uno de estos protagonistas ha dado de qué hablar: los saudíes. De hecho, nos hemos topado con una realidad curiosa: el consorcio funciona como una "fachada" y el fondo soberano de Arabia Saudí será el verdadero dueño de EA.
Como hemos mencionado, la compra de EA no es una adquisición como la de Microsoft o Sony cuando compraron Activision Blizzard o Bungie. Al tratarse de un movimiento tan grande y con vistas a esquivar las malas miradas de los organismos de regulación, el acuerdo incluyó a otros actores como Silver Lake y Affinity. Aunque estos solo mantendrán participaciones minoritarias de 5,5 % y 1,1 % respectivamente, hablamos de un trío comercial con experiencia en la inversión en compañías tecnológicas —Silver Lake, por ejemplo, incluye en su cartera a Dell Technologies.
No obstante, Brasil nos ha chivado la realidad. Según los registros presentados ante el regulador antimonopolio del gigante sudamericano (vía The Wall Street Journal), será Arabia Saudí quien tenga el control completo de Electronic Arts una vez se cierre la compra. Aunque Silver Lake y Affinity forman parte del acuerdo, ambas reciben inversiones considerables del PIF saudí, por lo que su rol parece más orientado a facilitar la compra que a asumir un control real sobre la compañía. De hecho, la participación del yerno del expresidente Trump, Jared Kushner, afiliado a Affinity Partners, es clave para acercar al reino saudí y a EA.
La compra de EA aún tiene muchos obstáculos que superar
Aun así, el PIF saudí no lo tiene todo asegurado. Además del análisis de los organismos de regulación internacionales, la propuesta de compra será sometida a votación por los accionistas de EA a finales de este mes, con previsión de cerrar la transacción a mediados de 2026. En paralelo, y atendiendo a los últimos datos financieros del fondo soberano de Arabia Saudí, el país de Oriente Medio tiene "poco efectivo" disponible para realizar nuevos movimientos empresariales, pero también para gestionar algunos de los ya existentes.
En este contexto, la operación se financiará con hasta 20.000 millones de dólares en préstamos, una cifra considerable que plantea dudas sobre la sostenibilidad de la inversión. Este endeudamiento de alto interés podría obligar a EA a apostar por estrategias de riesgo, como grandes inversiones en inteligencia artificial, o a aplicar recortes presupuestarios y vender estudios para garantizar la rentabilidad del acuerdo. Lo que sí está claro es que con este movimiento, Arabia Saudí se posiciona como un jugador de primer nivel en la industria.
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