Jugar a 2XKO, el nuevo título de lucha de Riot Games basado en el mundo y los personajes de League of Legends me ha hecho pensar en lo que no pocas personas estarán pasando con Silksong. Más allá de la reflexión que ya he podido leer en otros medios y redes sociales sobre el FOMO, ese sentimiento de que tenemos que estar jugando a lo mismo que los demás por miedo a quedarnos fuera de la conversación, mi posición es algo más simple y con menos necesidad de analizar la morfología de la sociedad moderna del videojuego.
Lo que me encontré con el nuevo juego de Riot Games cae de cajón, pero tenía que suceder. Teniendo la suerte de hacerme con una beta de 2XKO, contar con miles de horas jugadas a League of Legends, y que Arcane sea una de mis series favoritas de siempre... la realidad que me golpeó en los morros es que no se me dan bien los juegos de lucha. Supongo que es la pescadilla que se muerde la cola, porque más allá de partidas con amigos a Tekken o a Super Street Fighter IV en su día, es posiblemente el género al que menos tiempo he dedicado en mi vida.
Eso no me ha impedido completar el tutorial, o comprender que se trata de un juego de relevos, con golpes débiles, medios y fuertes sin imputs complejos, así como apreciar que disponga de autocombos activables para hacer la experiencia de los nuevos más agradable. Diablos, que es una genial idea lo de que puedas jugar con un amigo que controle de fighting games y que cada uno controle a uno de los dos personajes de la pareja.
No todos tenemos que jugar a lo mismo
Pero aún así, no encuentro un disfrute directo. Da igual lo mucho que lo comprenda, o que todos mis amigos de la comunidad de League of Legends estén locos por este nuevo título de Riot Games. De hecho, seguramente disfrute más viendo jugar a varios de mis streamers favoritos de lucha que probando suerte online. 2XKO no es para mí, no estoy obligado a jugarlo y no es ningún drama.
En este apartado del tutorial estuve casi ocho minutos. Manos de periodista de videojuegos, supongo.
Eso enlaza con Silksong. Es indudable que hay millones de personas disfrutando del nuevo metroidvania de Team Cherry; porque el primero vendió más de 15 millones de copias, y porque los números de los que disponemos, como concurrentes en Steam o puntuaciones en plataformas digitales, invitan a pensar en un alto grado de satisfacción.
Pero también basta jugar unas horas, o incluso ver unas cuantas de partidas en el tramo medio de Silksong para percatarse de que toda esa gente que se puso a jugar por empuje social (y ese jugoso precio de lanzamiento) sin haber completado Hollow Knight ni ser un gran fan de los metroidvanias, están relativamente abocados a no divertirse.
El camino a La Última Jueza romperá más de un mando.
Es así porque es una secuela que establece un diálogo con la primera entrega, y en particular con esos jugadores que la completaron de cabo a rabo durante estos años, pero también por la dificultad desde la que parte Silksong ya desde el arranque. De hecho, yo mismo que ya tenía Hollow Knight en el jefe final, me animé a darle unas vueltas más al mapeado y terminarlo de una vez por todas antes de seguir con Silksong.
Incluso un argumento que no veo demasiado y que creo que se ajusta mucho a este título, es el de que hay ocasiones en las que el problema no es el juego, sino el momento en el que llegas a él. Si estás atravesando un momento complicado, Silksong con sus repeticiones de jefes, caminos repletos de trampas y demás cuestiones relativamente frustrantes, puede crear una sensación desagradable en el jugador. Pero si lo haces en un instante con la mente abierta y ganas de ponerte a prueba, el resultado será satisfactorio.
El resumen es que hay juegos que no siempre son para ti, y que eso no ha de frustrarte. Has de tener la mente abierta para poder disfrutar de géneros que quizás no has probado hasta entonces, pero no esperes sacarles todo el jugo que quienes han crecido con ellos. Cada año salen más de 14.000 juegos en Steam, no tenemos porqué jugar todos al mismo.
Ver 3 comentarios