Con los anuncios navideños de Disneyland llegando ya a televisiones y marquesinas, uno podría caer en el error de pensar que la idea de Walt Disney siempre siguió ese camino. Nieve artificial por todos lados, grandes decoraciones y un ejército de Papa Noeles moviéndose de aquí para allá mientras los niños se sientan en su regazo para pedir regalos. Ese es el escenario al que nos impulsa la lógica de nuestra época, pero en la Navidad de 1955 el mítico parque de atracciones optó por otra idea.
Una que resulta a todas luces incomprensible a día de hoy, y que siguió el mismo juicio en aquel momento. Sin presupuesto para grandes desembolsos en decoración, luces de Navidad e inmensos árboles vestidos de nieve, Walt Disney quiso convertir Disneyland en algo que poco o nada tiene que ver con lo que uno imaginaría del parque en pleno diciembre. Por alguna extraña razón difícil de entender, montó un circo.
El vídeo restaurado por el Disney History Institute, recopilando todo el material casero y del parque grabado durante aquella primera Navidad de Disneyland, muestra que donde debían haber Papa Noeles, renos y muñecos de nieve, Walt Disney colocó payasos, monos y trapecistas. La idea era aprovechar la fama de los Mouseketeers, un programa de variedades que se emitía en televisión, para llevar el concepto al mundo real.
Como la apertura de Disneyland ese mismo verano había sido todo un desastre, con fuentes con problemas de suministro y un calor abrasador que terminó derritiendo hasta el asfalto, los ingresos del parque estaban lejos de una situación capaz de proveer dinero para montar una Navidad por todo lo alto, así que Walt Disney decidió tirar de inventiva.
Su solución low-cost fue decorar levemente el quiosco central de la entrada al parque para invitar a colegios e iglesias locales con la intención de que los coros de niños viniesen a cantar gratis. El poco dinero que les quedaba para invertir, unos 300.000 dólares de la época que según inflación actual supondrían cerca de 3 millones y medio de dólares, se gastaron en una carpa de circo.
¿Un circo de Navidad? La verdad es que no. Era un circo con todas las de la ley, con sus payasos, sus trapecistas y sus animales haciendo cucamonadas que, apoyados en alguna cara famosa para darle empaque, terminó funcionando tal y como probablemente habréis imaginado. Fue un absoluto desastre.
Como era de esperar, la gente no estaba a dispuesta a pagar la entrada al parque para ver un circo al que podían asistir también fuera de él, así que la bajísima asistencia a la gran carpa hizo que la inversión fuese para nada. En enero de 1956, apenas unas semanas después de su gran apertura y pese a la intención de convertirlo en algo perpetuo, el Mickey Mouse Club Circus cerró sus puertas para no volver a abrirlas jamás.
Imagen | Brian McGowan
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