Konrad Tomaszkiewicz, director de The Witcher 3 y figura clave en Cyberpunk 2077, ha hablado abiertamente sobre su salida de CD Projekt RED. El creativo, ahora inmerso en el desarrollo de The Blood of Dawnwalker y liderando un nuevo estudio, Rebel Wolves, sufrió acusaciones de acoso laboral cuando abandonó la compañía polaca y, aunque fue absuelto, utilizó aquella experiencia en su propio beneficio para cambiar su filosofía de trabajo con su nuevo equipo.
Tomaszkiewicz abandonó CD Projekt RED en 2021 bajo una nube de sospechas de acoso laboral y conductas autoritarias que, según aseguró, nunca reflejaron la realidad. Aunque una investigación independiente de cuatro meses lo declaró inocente, el director admite que el daño reputacional continúa. "Siempre es difícil", explicó a Eurogamer UK. "Cuando suceden cosas así, es muy difícil demostrarle a la gente que no fue así, porque a la gente le gusta dar por sentado ciertas cosas". Aun así, reconoció en su correo de despedida que su forma de trabajar había generado miedo o incomodidad en parte del equipo, y se disculpó por ello.
Tomaszkiewicz fundó Rebel Wolves para ser un líder
De esa experiencia nacería su decisión de fundar Rebel Wolves en 2022 junto a varios veteranos de CD Projekt con los que había trabajado previamente. Tomaszkiewicz quería volver a liderar equipos pequeños donde pudiera conocer a cada desarrollador por su nombre y mantener un trato más humano y cercano. Así, con The Blood of Dawnwalker, el creativo trabaja codo con codo con su plantilla de 155 personas —casi el mismo número que el equipo de The Witcher 3—, participando directamente en la implementación de misiones, el scripting de combate y la supervisión diaria. "Quiero ser el líder, no el jefe", afirma con convicción.
De hecho, las comparaciones con CD Projekt son evidentes si tenemos en cuenta el volumen de desarrolladores del estudio polaco. The Witcher 3 se desarrolló con un equipo medio de unas 160 personas, una cifra manejable y cercana. Pero cuando dejó el estudio en 2021, la compañía ya superaba el millar de empleados. "El problema de algo así", dice, "es que la gente se siente diferente cuando eres anónimo para ellos porque la empresa es enorme y no necesariamente te conocen". Ese distanciamiento, según él, dificultaba la unidad durante los peores momentos de estrés y crunch.
Esa filosofía, asegura, le ha devuelto la pasión perdida: “Quiero sentir este fuego interno que sentí en The Witcher 3, The Witcher 2 y The Witcher. Cuando el equipo era demasiado grande, lo perdí. Y ahora lo he recuperado”. Con esta mentalidad, The Blood of Dawnwalker se ha erigido mirando de cerca a The Witcher 3, pero con ideas tan curiosas como la posibilidad de ir a por el jefe nada más empezar la aventura, lo que deja claro el nivel de libertad que el estudio quiere imprimir en su juego.
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